miércoles, 20 de mayo de 2009

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LA EXTENSIÓN DEL REINO

LA EXTENSIÓN DEL REINO DE DIOS

La Iglesia existe para extender el Reino de Dios por doquiera, llevando la buena noticia de la llegada del Rey Jesús hasta los confines de la tierra, y estableciendo su autoridad en todo lugar. Todos debemos estar ocupados en ensanchar Su Reino, lograr que el Señor domine cada día sobre más personas, en luchar para que el enemigo de Dios sea expulsado de corazones, hogares, comunidades y ciudades.

En la actualidad, gran parte de los esfuerzos, planes y objetivos de la Iglesia, se centran más bien en sí misma que en extender el Reino, dando la impresión que estamos más preocupados es “sobrevivir” como Iglesia, que por “servir” al mundo. Debemos saber que la seguridad de la Iglesia está en obedecer al Señor, cumpliendo la Comisión y los objetivos que Él ha establecido para ella.

Para poder cumplir los objetivos de la Gran Comisión, debemos conocerlos primero, y también las estrategias diseñadas en la Palabra para lograr ese fin, Además, debemos tener siempre presente que el evangelismo es una guerra entre el Reino de Dios, que procura rescatar los hombres para hacerlos ciudadanos del Reino, y el Reino de las Tinieblas que procura mantenerlos cautivos y condenados.


LOS DOS REINOS ESPIRITUALES

1. El Reino de las Tinieblas


- El reino de las Tinieblas, llamado también en la Biblia “este siglo”, “mundo” y “potestad de Satanás”, podemos definirlo como, “el sistema espiritual maligno, gobernado por el diablo, donde prevalece la desobediencia y rebeldía contra Dios y Su Reino”.
- La cabeza de este reino invisible es Satanás, él es su príncipe, “el hombre fuerte” (Mateo 12:28-29). Este es secundado por millones de ángeles caídos y demonios (Efesios 6:11-12).
- Además de os demonios que secundan al diablo, él tiene sus ministros y servidores entre los hombres, quienes están dedicados a traer confusión entre las gentes, opresión y destrucción espiritual, corrupción moral y engaño religioso. Algunos de estos siervos de Satanás
· Falsos cristos y falsos profetas (Mateo 7:15-23; 24:4, 11, 24).
· Espiritistas, brujos, hechiceros, astrólogos, adivinos, parapsicólogos, mentalista, curanderos. Todas estas prácticas satánicas están claramente prohibidas en la Biblia (Deuteronomio 18:9-14; Levítico 19:26, 31; Hechos 16:16-18; Apocalipsis 21:8; 22:15):
· Todos éstos son ministros de Satanás, que muchas veces se disfrazan como ministros del Señor (2 Corintios 11:13-15). Los cristianos son exhortados a cuidarse de tales personas, que a veces entrar en la misma Iglesia (2 Pedro 2:1-22; Judas 3-21; 2 Juan 7-11).
- Pertenecen a este reino los hombres y mujeres que no han recibido a Cristo, ni han nacido de nuevo (Efesios 2:1-3; 1 Juan 5:19).
- Para mantener a la gente engañada y cautiva, el diablo inventa “la corriente del mundo” (Efesios 2:1-3). Todas las modas, música, movimientos, filosofías y religiones del mundo, proceden de esa mente maligna y enemiga de Dios. El diablo es quien enseña a la gente a vivir haciendo lo que cada uno quiere, y rebelarse contra Dios en forma activa o pasiva .
- Satanás ha cegado e entendimiento de la gente para que “no les resplandezca la luz del evangelio” (2 Corintios 4:3-4). Para hacerlo ha llenado el mundo de mentiras acerca de Dios; supersticiones, religiosidad, filosofías, humanistas y materialistas.

2. El Triunfo del Reino de Dios

- El poder más grande que existe es el poder de Dios; todo otro poder está bajo sus pies. La Escritura nos enseña que, aún cuando el diablo y sus ángeles se resistan, finalmente, su reino será destruido y su autoridad sobre el hombre anulada.
- Entretanto, Jesucristo, Cabeza de la Iglesia y Señor del Reino de Dios, ha capacitado y autorizado a sus siervos y discípulos, para que administren Su autoridad destruyendo las obras del diablo, sus fortalezas y cautividades, y liberen a los hombres de la potestad de las tinieblas (2 Corintios 10:4-6; Hechos 26:16-18).
- La Iglesia del Señor ha recibido tal poder y autoridad, que ninguna fuerza del enemigo puede resistirse ante su paso (Mateo 16:18). Cada cristiano en particular es parte de este poderoso ejercito triunfal, y ha recibido la autoridad para vencer (Lucas 10:19; 2 Corintios 2:14).
- El objetivo divino es que la Iglesia, como instrumento eficaz del Rey, dé a conocer por todo lugar la derrota del reino de las tinieblas, el establecimiento del Reino de Dios y su justicia; que cada persona que existe en el mundo sea enfrentado con las demandas del Rey, y con su amor y su gracia; que la Palabra corra y sea glorificada trayendo luz y salvación a los hombres; que las ataduras, enfermedades y opresiones demoníacas sean destruidas por el poder de Dios en la Iglesia; que la victoria de Cristo en la cruz sobre el diablo y todas sus fuerzas, sea administrada y aplicada en todo territorio, circunstancia o persona donde el diablo todavía gobierna. De este modo, el Reino de Dios va siendo establecido y extendido. Ahora bien, los objetivos no son sólo destruir las fuerzas enemigas y dar a conocer Su poder, sino que Él se propone gobernar en los corazones de los que van siendo liberados de la tiranía satánica; de ahí que nuestra tarea es presentar a Cristo como Señor y Rey, y procurar que Él llegue a ocupar ese lugar en el corazón de los redimidos.

LA ESTRATEGIA DIVINA PARA GANAR EL MUNDO

1 Hombres transformados

- Dios podría haber enviado a Sus santos y sabios ángeles para llenar en mundo con las noticias del Reino y ganarlo para Él, pero escogió hombres para esta trascendental empresa, hombres y mujeres transformados por Su poder, que además de cumplir la misión, pudieran presentarse como vivos testimonios y verdadero testigos del poder y del amor del Señor ante la humanidad.<^span class=fullpost">
- Si nosotros hubiésemos tenido que escoger a los hombres y mujeres que serían usados para extender el Reino de Dios, seguramente hubiésemos escogido, los más poderosos y sobresalientes pensadores y científicos, los más poderosos gobernantes y líderes políticos, las más famosas estrellas artísticas y deportivas y los más ricos y cultos de este mundo. Los pensamientos y métodos de Dios son, sin lugar a dudas, muy diferentes a los nuestros: al revés de lo que nosotros hubiésemos hecho, Dios escogió “lo débil del mundo”, “lo vil del mundo, “lo menospreciado y lo que no es”, para llevar adelante un objetivo, y avergonzar a los que en este mundo son poderosos, o sabios, o grandes (1 Corintios 1:25-29)

2 La locura de la predicación

- Indiscutiblemente, la predicación ha ocupado el lugar más prominente entre las maneras en que Dios ha dado a conocer Su gracia y Su Reino a los hombres. Es ella el medio de comunicación escogido por Dios para llevar el evangelio del reino a todas las naciones.
- La Predicación del Reino, la palabra de la cruz, son una locura y tontería para el mundo, para los que se pierden, pero Dios se ha propuesto hacer nacer la fe salvadora, mediante la predicación. Esto es lo que Pablo procura hacer entender a los corintios en su carta (1 Corintios 1:17-25).
- Esta predicación del evangelio no es especulativa, ni llena de argumentos y razones; es más bien, el simple anuncio de la llegada del Reino, el sacrificio, la crucifixión del Rey, su resurrección, y lo que el hombre debe hacer para ponerse bajo la autoridad del Señor y Su Reino. Es tan sencilla y directa, que los sabios e intelectuales de este mundo la desprecian y rechazan, pero ella es el método del Señor para liberar a favor de los que creen Su poder salvador (Romanos 1:16).

3. El discipulado

- El objetivo de todos los que gobiernan es tener el favor de las masas; para ello lanzan atractivas propagandas que impresionan a la gente. Jesús usó un método distinto.
- Si usted analiza el Ministerio de Jesús desde el punto de vista numérico, notará que Él predicó a las multitudes, hizo milagros a favor de ellos y les demostró Su amor de muchas maneras. Sin embargo, después de Su muerte y resurrección, las multitudes no habían permanecido. Antes de ascender, y después de haber estado tres años y medios predicando, enseñando y haciendo milagros, sólo permanecían un poco más de 500 personas. aparentemente no era gran éxito, teniendo en cuenta, que Él era el Hijo de Dios
- Sin embargo, estudiando los Evangelios, descubrimos que la mayor parte de Su tiempo, la pasó enseñando, instruyendo, corrigiendo y estimulando a in grupo pequeño de sus seguidores; se podría decir, que “sé dedicó casi con exclusividad a ellos". ¿Por qué razón? Sencillamente porque su objetivo era entrenar a un grupo de discípulos que; una vez que Él se fuera al cielo y ellos recibieran el poder del Espíritu Santo, reprodujeran Su vida en miles y millones de otros que creerían en Cristo y le seguirían. El resultado inicial pareció escaso, pero esos discípulos entrenados e imbuidos de Sus enseñanzas, eran sólo las semillas que, plantadas en el mundo se reproducirían en otros, y esos otros en otros, y así hasta lograr la multiplicación explosiva que revolucionaría el mundo con el amor de Jesús.
- El discipulado perece al principio un método más lento, porque no suma grandes multitudes de golpe, pero, a la larga, produce un crecimiento por multiplicación que ningún otro método puede superar. Han pasado de 20 siglos y el discipulado sigue siendo tan pertinente como lo fue en tiempos apostólicos. La seguridad de su crecimiento sólido, constante y finalmente explosivo sigue estando para la Iglesia en el discipulado.

4. La Iglesia Local

- Toda esta estrategia para ganar el mundo, fue entregada y puesta en manos de la Iglesia local. A ella y a sus miembros en particular el Señor ha dado la Gran Comisión.
- La Iglesia es la esencia del Reino de Dios tal como éste se manifiesta en la historia humana. Las iglesias locales son agencias del Reino de Dios en la Tierra, situadas en medio de este mundo que debe ser ganado por medio del evangelio. No sólo constituyen centros de emigración hacia el cielo; también son cetro de reclutamiento, instrumentos de adiestramiento y cuerpos que supervisan a los reclutas a medida que éstos se convierten en obreros activos del evangelio del Reino.
- Cada Iglesia Local debe lanzar su estrategia específica para ganar primero a su comunidad y extenderse con la visión de ganar al mundo entero. Sin embargo, jamás debe pasar por alto que hombres transformados que, ungidos por el poder de lo alto prediquen el evangelio del Reino y que se dediquen a hacer discípulos, es la única manera que Dios nos enseñó para extender el Reino por toda la Tierra.

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